

- Título: Strange Pictures
- Autor: Uketsu
- Fecha de publicación: Enero 2025
- Editorial: Reservoir Books
- Páginas: 246
Un espectro literario que acecha desde las sombras
Como todo arte, la literatura también alberga su propia galería de espectros. Me refiero a esos escritores que han preferido deslizarse entre las páginas sin que su sombra se proyecte sobre el mundo. Elena Ferrante, por ejemplo, permitió que sus libros hablaran por ella mientras la crítica intentaba descifrar el enigma de su identidad, hasta que la curiosidad ajena hizo saltar la máscara. Thomas Pynchon, en cambio, ha convertido su ausencia en un manifiesto, apenas existen de él una docena de fotografías de su juventud, ninguna entrevista, ninguna aparición pública, solo el rastro esquivo de sus enrevesadas novelas. Stendhal, con su alias tomado de un pequeño pueblo alemán, dejó que su verdadero nombre, Henri Beyle, permaneciera enterrado hasta después de su muerte, como si solo la posteridad mereciera conocerlo.
Y luego está Uketsu. No se oculta, no se resguarda. Uketsu perturba.
Es de noche, tienes los auriculares puestos y te pierdes en ese lado oscuro de YouTube donde lo inquietante se mezcla con lo absurdo. Y ahí está él, una figura delgada, envuelta en negro, con una máscara de papel maché sin expresión. La boca y los ojos perforados son los únicos rastros de humanidad, pero más que tranquilizar, hacen que todo adquiera un tinte más antinatural. La figura habla, pero la voz no es suya, se trata de un susurro deformado por un sintetizador. Te cuenta una historia, algo sobre un dibujo que cambia cuando nadie lo mira, sobre un niño que desapareció después de hacer un retrato de su madre. Algo en su tono te hace mirar por encima del hombro, aunque sabes que ahí no hay nadie.
Así empezó Uketsu. No con grandes campañas de marketing ni con premios literarios, sino con historias inquietantes que flotaban por la red, que pasaban de un espectador a otro. Lo curioso es que, al dar el salto a la literatura, su esencia no cambió. Sigue escribiendo como si cada palabra ocultara algo más, como si el verdadero terror estuviera en lo que no se dice.
Y funciona.
Uketsu ya no se limita a acechar desde las pantallas, ahora se infiltra en las librerías, y lo hace con el mismo magnetismo perturbador. Strange Pictures, su novela debut, se ha convertido en todo un fenómeno literario que ha vendido millones de copias y ha sido traducido a más de 30 idiomas. Pocos autores han logrado un ascenso tan veloz y, al mismo tiempo, han sabido mantener intacto el misterio que los rodea.
En Strange Pictures, Uketsu nos arrastra sin remedio a su mundo, un universo donde el horror no radica en lo que ves, sino en lo que se te escapa, en lo que intuyes sin llegar a comprender del todo. He leído este libro con esa sensación incómoda de que había algo en la historia que se me escapaba, como cuando intentas recordar un sueño que se deshace al despertar. Con cuatro historias que, al principio, parecen no guardar relación, pero que en realidad están perfectamente conectadas, Uketsu construye un puzle narrativo donde cada pieza encaja con una precisión hipnótica. Esta obra es un acertijo, una invitación a mirar más de cerca, a desconfiar de cada imagen, de cada recuerdo. Uketsu no se limita a inquietar, se filtra, contamina, persiste. Y aunque su autor sea una sombra, tras esta fascinante e inquietante lectura, sé que volveré a él. Quizá ya lo esté haciendo.
Sinopsis detallada.
En un aula universitaria, la profesora de psicología Tomiko Hagio muestra a sus alumnos un dibujo aparentemente infantil. Pero este dibujo no es cualquier garabato hecho por una niña. Fue realizado por una niña de once años que asesinó a su madre. A medida que la profesora explica los detalles ocultos en la ilustración, empezamos a comprender que los dibujos pueden ser más reveladores de lo que parecen. Y que, a veces, pueden encerrar secretos muy inquietantes.
La historia nos traslada luego a Shuhei Sasaki, un estudiante de 21 años en Tokio. Por recomendación de su amigo Kurihara, comienza a leer un blog aparentemente inofensivo, escrito por un hombre llamado Kenta. Este blog, que comenzó como un diario cotidiano sobre su matrimonio con Yuki, su esposa ilustradora, se vuelve cada vez más perturbador. En una de las últimas entradas, Kenta anuncia que dejará de escribir porque ha descubierto «todos los secretos ocultos en los dibujos» de Yuki. Confiesa que, aunque no puede perdonarla por lo que ha hecho, sigue amándola. Esta declaración despierta la curiosidad de Sasaki, quien decide leer el blog desde el principio.
Las primeras entradas describen la vida matrimonial de Kenta y Yuki: su primer aniversario, la noticia del embarazo, las dificultades de Yuki para llevarlo adelante. Se siente enferma constantemente y apenas puede alimentarse. Todo parece ir bien hasta que, en el quinto mes, les informan que el bebé podría nacer de nalgas. Yuki empieza a comportarse de manera errática, con episodios de depresión y momentos de súbita felicidad en los que dibuja obsesivamente al bebé en diferentes etapas de su vida. En cada ilustración, aparece un número, pero cuando Kenta le pregunta por su significado, ella no sabe responder.
Un mes después del parto, Kenta publica una entrada devastadora en la que dice que Yuki ha muerto en el parto, pero el bebé ha nacido sano. La siguiente publicación es la misma que había leído Sasaki al principio, la enigmática despedida del blog. Algo no encaja. ¿Cómo es posible que Kenta publicara esa última entrada tres años después de la muerte de Yuki? Junto con Kurihara, Sasaki se sumerge en una investigación obsesiva sobre los dibujos de Yuki, descubriendo verdades impactantes que los llevarán a reconfigurar por completo la historia de Kenta y su esposa.
En la segunda parte de la novela, conocemos a Naomi Konno, una mujer viuda que vive con Yuta, un niño de casi seis años. Su vida está marcada por la precariedad económica y un trabajo extenuante. Pero últimamente, una preocupación aún mayor la acecha, ya que siente que alguien la sigue. Un día, al volver a casa, experimenta una sensación de pánico y huye. Poco después, Yuta desaparece.
Desesperada, recurre a la profesora de su hijo, quien recuerda un dibujo inquietante que Yuta hizo en clase. Tras analizarlo, cree que el niño podría estar sufriendo maltratos en casa. Naomi, indignada, lo niega, pero lo que le dice la profesora sobre el dibujo le da una pista del paradero de su hijo. Lo encuentra en un cementerio, donde el guardia le informa que el niño estaba buscando la tumba de su madre.
A través de un flashback, la novela nos muestra cómo, años atrás, el padre de Yuta le reveló que además de Naomi, tenía otra madre, pero que esta descansaba bajo tierra. Le prometió explicárselo algún día, pero murió antes de cumplir su promesa. Pero la historia da un giro aún más inquietante cuando Naomi regresa a casa y alguien toca a su puerta. Sabe que es el hombre que la ha estado siguiendo. Armada con un cuchillo, abre la puerta y… mejor que lo descubras por ti mismo, solo te diré que la trama, que hasta este momento parecía no tener nada que ver con la anterior se fusiona de forma impactante.
La tercera parte nos lleva al caso de Yoshiharu Miura, un profesor de arte que desapareció durante una acampada el 21 de septiembre de 1992 y cuyo cuerpo fue encontrado días después con claros signos de violencia. En su tienda de campaña, la policía halló un dibujo inquietante que atribuyeron a la víctima. A través de testimonios de su esposa y conocidos, publicados en el diario La Gaceta L, comenzamos a conocer más detalles sobre la vida de Miura.
En 1995, en la oficina central de La Gaceta, conocemos a Shunsuke Iwata, un joven de 19 años que trabaja en el periódico. Allí también encontramos a Isamu Kumai, un periodista veterano que, antes de enfermarse de cáncer de esófago, investigaba el caso de Miura. Aunque se ha recuperado, lo han relegado a la sección administrativa, pero su interés por el caso no ha desaparecido. Cuando Iwata, quien fue alumno de Miura, se interesa en la investigación, ambos deciden retomar el misterio y analizar nuevamente todas las pistas, especialmente los dibujos que dejó el profesor.
La investigación lleva a Iwata a la montaña donde Miura fue asesinado. Al recrear sus pasos y volver a analizar los dibujos, se da cuenta de que en ellos hay un mensaje oculto. Lo que descubre no solo reconfigura por completo el caso de Miura, sino que también conecta de manera inesperada con todo lo que hemos leído hasta ahora.
Sobre la cuarta parte, mejor no entrar en detalles, porque contar demasiado del final de Strange Pictures sería como revelar el truco justo antes del asombro. Solo diré que, cuando todo parece un caos imposible de desenredar, Uketsu ajusta las piezas con la paciencia de un orfebre y el pulso de un ilusionista, de pronto, el desorden cobra sentido y las revelaciónes resultan tan impecables como inquietantes. Uketsu no deja cabos sueltos, los anuda con precisión y nos entrega un final que, más que cerrar el libro, lo reescribe en nuestra mente.
Un rompecabezas para mentes inquietas
Hay novelas que se leen como quien respira en piloto automático, y hay otras que exigen atención, paciencia y cierta predisposición a perderse en un complejo laberinto antes de encontrar la salida. Strange Pictures pertenece, sin duda alguna, al segundo grupo. Lo que al principio parece una colección de relatos inconexos, cada uno con su propio elenco de personajes y con su propia historia independiente, poco a poco se va revelando como un mecanismo preciso, un rompecabezas en el que cada pieza tiene su lugar exacto. Es una de esas historias que te obligan a leer con los sentidos alerta, a tomar notas mentales (o literales) para desentrañar cómo encaja cada elemento en el conjunto.
La narración se despliega en múltiples líneas temporales, desde 1992 hasta 2014, con un estilo que destaca por su carácter sugestivo y atmosférico. Es directo en su ejecución, pero sin renunciar al detalle, construyendo escenas que parecen sencillas en la superficie, pero esconden múltiples estratos de significado. Además, su ingenio no es solo estilístico, sino estructural, puesto que cada pieza de la historia encaja con precisión.
Uketsu no es un escritor que lo diga todo, más bien, su fortaleza radica en lo que deja en el aire, en lo que insinúa sin explicar del todo. Su prosa prioriza la ambigüedad sobre la claridad, obligándonos a rellenar los vacíos con nuestra propia imaginación. Con su forma de narrar juega con nosotros , nos sumerge en un estado de incertidumbre constante y nos obliga a releer en busca de pistas enterradas en los detalles. Pero lejos de ser un rompecabezas frío, Strange Pictures mantiene una carga emocional soterrada, logrando que, en medio del misterio y el horror, los personajes se sientan inquietantemente reales.
Comentario social: entre la ficción y la realidad
Más allá de su envoltura de misterio y terror psicológico, Strange Pictures es también una obra profundamente anclada en la realidad social y cultural de Japón. Uketsu, además de crear historias inquietantes, las utiliza como vehículo para abordar cuestiones algo más complejas y profundas.
Uno de los temas recurrentes en la novela es la precariedad de la “generación perdida” japonesa, aquellos jóvenes que quedaron atrapados en un mercado laboral devastado tras el estallido de la burbuja económica en los años 90. La maternidad también ocupa un lugar central en la obra, pero no desde la perspectiva edulcorada que nos suele ofrecer la literatura convencional. Uketsu retrata las dificultades reales de las madres trabajadoras, las expectativas asfixiantes que la sociedad impone sobre ellas y la lucha constante por conciliar sus propios deseos con las exigencias externas. Lejos de la visión idealizada del parto como un rito hermoso y trascendental, la novela lo muestra con crudeza, sin rodeos, revelando la carga física y emocional que conlleva.
Además, Strange Pictures lanza una crítica implícita a la visión de la salud mental en Japón, donde el estigma sigue siendo una barrera para quienes buscan ayuda. A través de sus personajes, Uketsu muestra cómo la depresión y los traumas no tratados pueden convertirse en un peso insoportable, cómo el miedo al rechazo puede hacer que alguien se hunda aún más en su dolor.
Una estructura que nos convierte en investigadores
Uno de los mayores aciertos de la novela es su estructura fragmentaria. En lugar de un protagonista claro o un detective que guíe la trama, Uketsu nos deja en la posición de quien debe unir las piezas del misterio. La historia avanza a través de múltiples puntos de vista y saltos en el tiempo, lo que al principio puede resultar desconcertante, pero que pronto se revela como una estrategia narrativa magistral.
Este enfoque convierte la lectura en una experiencia activa, ya que no se trata solo de absorber información, sino de interpretarla, de buscar pistas, de intentar adelantarse a la siguiente revelación. Es un desafío, pero también una recompensa. No resulta sencillo encontrar novelas que involucren tanto al lector, hacerle sentir que está participando en algo más grande que una simple narración lineal.
Conclusión
Strange Pictures es una de esas lecturas que premian a quienes están dispuestos a mirar más allá de lo evidente, a quienes disfrutan de conectar los puntos y descubrir patrones ocultos en la trama. Uketsu juega con nuestra percepción de forma magistral, enfrentándonos a misterios desconcertantes, que nos hace cuestionar constantemente lo que creemos entender. Cada historia, cada personaje, cada dibujo encierra una clave que solo adquiere pleno significado cuando se observa en conjunto. Como los cuadros de Escher, donde cada detalle por separado parece normal, pero al dar un paso atrás, la imagen completa desafía toda lógica.
Lo perturbador de Strange Pictures no es solo lo que cuenta, sino cómo lo hace. Uketsu es un narrador implacable, que dosifica la información con la precisión de un cirujano, dejándonos siempre al borde de la revelación pero sin entregárnosla del todo hasta el momento justo. Es una novela que genera una extraña adicción, cuanto más avanzas, más necesitas comprender, más te obsesionas con cada pequeño detalle, con cada frase aparentemente insignificante que podría ser la clave para desentrañar el enigma. Y al final, cuando todo encaja, la satisfacción es tan intensa como escalofriante.
Uketsu no es solo un escritor de terror, es un arquitecto de lo inquietante, alguien que entiende que el miedo más poderoso no es el que se muestra, sino el que se insinúa. Y ahora, cuando cierro el libro y apago la luz, una idea me ronda la cabeza: si cada dibujo en esta historia escondía secretos tan profundos, ¿qué habrá en las páginas de Strange Pictures que aún no he descubierto?
NOTA: 4,1/5
Uketsu

De Uketsu sabemos poco, poquísimo. Vive en la prefectura de Kanagawa, trabajó en un supermercado antes de hacerse famoso y su identidad real solo es conocida por unas treinta personas. Treinta. Ni uno más. Todo un autor fantasma en su propia historia, alguien que escribe desde un rincón donde la luz nunca llega del todo. Y eso encaja a la perfección con su obra. No es solo un autor de misterio, sino que él mismo es el misterio.
Y el misterio vende. Strange Pictures se ha convertido en todo un fenómeno de ventas en Japón, con más de tres millones de ejemplares vendidos, y ahora se dispone a conquistar el mundo, ya que sus libros han sido traducidos a más de treinta idiomas.
El resto sobre Uketsu se resume así: ???????
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