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Una mujer educada: Filosofía y vida en el legado de José Carlos Ruiz

04/04/2025
portada del libro de José Carlos Ruiz una mujer educada en la que se ve el dibujo de una mujer sentada en una butaca leyendo un libro.
portada del libro de José Carlos Ruiz una mujer educada en la que se ve el dibujo de una mujer sentada en una butaca leyendo un libro.
  • Título: Una mujer educada
  • Autor: José Carlos Ruiz
  • Año de publicación: 2025
  • Editorial: Ediciones Destino
  • Páginas: 264
Índice

    La piedra que no respondió.

    El primer indicio de la tragedia fue minúsculo, ínfimo, apenas una punzada de disconformidad en la planta del pie derecho. Un roce imperceptible al inicio, luego una presencia insistente, casi insolente. El profesor Fernández, hombre de espíritu analítico y verbo afilado, detuvo su caminar con un suspiro exasperado. Apoyó la mano en la barandilla de la escalera de mármol y, con la ceremonia propia de quien se enfrenta a una revelación, se descalzó con torpeza. Allí estaba: una piedra minúscula, gris, carente de toda majestuosidad.

    —Un accidente geológico sin pretensiones —murmuró para sí, sosteniéndola entre el índice y el pulgar, como si fuera un objeto sagrado.

    Un observador ajeno podría haber interpretado el gesto como un capricho pueril, pero en la mente del profesor la situación adquiría dimensiones casi metafísicas. ¿Cuántas piedras como aquella se habrían desprendido de montañas inconmensurables? ¿Cuántas habrían sido arrastradas por ríos milenarios, erosionadas hasta convertirse en polvo, sin que nadie reparara en su efímero tránsito? Y sin embargo, aquella, minúscula y absurda, había encontrado el modo de colarse en su zapato, torcer su jornada, obligarlo a detenerse. Una contingencia ínfima, sí, pero una contingencia que había triunfado sobre su voluntad.

    ¿Por qué algo tan pequeño puede alterar tanto el rumbo de lo cotidiano? La pregunta llegó a su mente casi sin pensarlo, pero se quedó allí, flotando, sin respuesta. Él no sabía por qué, pero el dolor persistía, y no podía simplemente ignorarlo. ¿Es así también con la vida? La incomodidad, el sufrimiento, ¿son inevitables, pequeños pedazos de nuestra existencia que se cuelan sin que podamos hacer nada por evitarlos? ¿Es el dolor una verdad que se nos impone, o acaso lo elegimos inconscientemente, como la piedra que eligió su zapato?

    De pronto, al mirar la piedra, notó algo más, la forma en que brillaba bajo la luz del sol. No era una piedra cualquiera, tenía algo extraño en su superficie, algo que la hacía destacar de las demás. ¿Es así la verdad? ¿Como una piedra brillante que aparece en medio de lo cotidiano, lista para interrumpir el curso de nuestras vidas? ¿Nos enfrentamos a la verdad, a esa piedra, cuando menos lo esperamos, y no sabemos qué hacer con ella?.

    ¿Y la culpa? ¿Acaso la culpa no es como una piedra que se clava en nuestra conciencia, una molestia que, por más que intentemos ignorar, sigue allí, implacable? ¿Es la culpa un reflejo de la mirada ajena? Y la vergüenza… la vergüenza, pensó, esa es diferente. ¿Por qué nos sentimos tan vulnerables frente a la mirada del otro? ¿Es esa mirada la que da forma a nuestra identidad?

    Y La sociedad, ¿nos somete a sus reglas, a sus normas, como si fuéramos simples piedras en el camino de su progreso? ¿Y qué pasa cuando el poder falla? ¿Cuando ya no puede imponer su voluntad sobre nosotros? ¿es la incapacidad de reconocer la injusticia lo que da pie al castigo?

    Y, al pensar en todo esto, se detuvo de golpe. ¿Qué es lo que realmente queremos cambiar en este mundo? Las normas, las reglas, los castigos… ¿Cuánto estamos dispuestos a transgredir, a romper, para crear algo más justo? El profesor Fernández observó la piedra, como si tratara de desentrañar su secreto. ¿Es posible encontrar la verdad en las pequeñas cosas, en lo aparentemente insignificante? ¿Acaso, de alguna manera, las piedras que tropezamos en el camino nos obligan a cuestionar lo que aceptamos como cierto?

    Pero aún más desconcertante, la pregunta que le surgió a continuación le heló un poco la sangre. ¿Y si la verdad, la culpa, el poder, la justicia, son solo construcciones que hemos aprendido a aceptar sin cuestionarlas realmente? La piedra, esa simple piedra, parecía haberlo llevado a ese lugar, a ese interrogante que no podía ignorar. ¿Hasta qué punto nuestra comprensión del mundo está basada en ideas que nos han sido impuestas y que nunca hemos tenido el valor de examinar profundamente?

    El profesor Fernández, con la mente al borde del desbordamiento, dio un paso atrás. Su corazón latía con fuerza. La piedra se convirtió, en ese momento, en algo más que una simple molestia. Era un recordatorio. Un recordatorio de lo que nunca nos atrevemos a mirar de frente, las incógnitas de la vida, los dilemas morales, los cuestionamientos existenciales que evitamos porque son demasiado dolorosos o incómodos para enfrentarlos.

    Y mientras caminaba, cada paso más lento, un pensamiento apareció en su mente como una visión fugaz. ¿Dónde había leído algo parecido? La conexión era demasiado clara. Recordó una web, algo que había encontrado por casualidad. Aullidos de Libros, creía recordar que se llamaba. Una reseña en la que se hablaba de un libro titulado Una mujer educada, de José Carlos Ruiz y que según recordaba, en el se hablaba de algunos de los temas por los que se acababa de preguntar. ¿Era posible que allí hubiera encontrado esas respuestas, que hoy le hacían tanta falta? De pronto, se dio cuenta de que había dejado pasar la oportunidad de leer esa novela, de sumergirse en esas páginas llenas de interrogantes y reflexiones. Quizás ahora tendría algunas respuestas a lo que se estaba preguntando aunque, como ocurre con los buenos libros, también cargaría con nuevas preguntas. Y precisamente por eso, sin necesidad de pensarlo más, supo que su próxima lectura iba a ser: Una mujer educada de José Carlos Ruiz.

    Una mujer educada

    A veces, las grandes preguntas no llegan envueltas en la solemnidad de un aula ni en las páginas de un tratado filosófico. A veces, se presentan en forma de una piedra en el zapato. Lo minúsculo se vuelve monumental cuando nos obliga a detenernos y cuestionarnos lo que dábamos por sentado. Así también funciona la filosofía, como una molestia persistente, una incomodidad que nos empuja a repensar el mundo, la vida, nuestras propias certezas.

    En Una mujer educada, José Carlos Ruiz nos invita a recorrer ese mismo sendero de preguntas, pero lo hace a través de la historia de Eva, una mujer que ha dedicado su vida a la filosofía, al conocimiento, a la reflexión. Su existencia, marcada por el esfuerzo y la convicción, la ha llevado a conseguir sus dos máximas aspiraciones. Sin embargo, cuando la vida le pone delante una piedra imposible de ignorar —el diagnóstico de un cáncer terminal—, Eva debe enfrentarse a la cuestión definitiva: ¿qué legado dejará a su hija?

    La novela se convierte, así, en una exploración profunda y conmovedora sobre el sentido de la vida, la culpa, la justicia, la verdad y la educación sentimental e intelectual. A través de los recuerdos de Eva, el libro que le escribe como legado a su hija, sus conversaciones con Daniel, su cuidador, y su relación con los demás, Ruiz construye un relato en el que la filosofía no es un ejercicio abstracto, sino una herramienta vital, una guía para afrontar la existencia con una mayor lucidez y valentía.

    Como aquella piedra en el zapato del profesor Fernández, Una mujer educada es una novela que incomoda y obliga a replantearse muchas cosas. Pero, sobre todo, es una obra que nos recuerda que las preguntas que realmente importan nunca tienen respuestas definitivas, tan solo caminos por recorrer.

    Sinopsis

    La historia de Una mujer educada nos presenta a Eva, una mujer que ha logrado cumplir sus dos grandes sueños, convertirse en una respetada catedrática de filosofía y ser madre. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando su marido la abandona con una hija de apenas año y medio y, poco después, le diagnostican un cáncer terminal. Consciente de que le quedan pocos meses de vida, Eva decide escribir un libro para su hija, un legado donde condensará su conocimiento filosófico, su historia y las reflexiones más valiosas que quiere transmitirle.

    A su lado está Daniel, su cuidador, quien no solo se encargará de su bienestar físico, sino que se convertirá en su confidente y apoyo emocional. A medida que la enfermedad avanza, las conversaciones entre Eva y Daniel se vuelven cada vez más profundas y reveladoras. En ellas, Eva reflexiona sobre conceptos como la verdad, la culpa o la vergüenza, desentrañando su impacto en la vida humana. Eva también explora temas como la soledad y la dificultad que muchas personas tienen para estar consigo mismas, la importancia de la cotidianidad como refugio en tiempos difíciles, la capacidad de perdonar, la seducción, el erotismo, la tristeza, la piedad, la crueldad, la ira, la violencia e incluso el paraíso. Las ideas de grandes pensadores como Foucault, Jeremy Bentham, Thoreau y Hannah Arendt aparecen a lo largo de la obra.

    También relata los obstáculos que enfrentó en su carrera académica, desde la precariedad laboral hasta el machismo. Su infancia también tiene un importante papel en su legado. Su padre, profesor de literatura, le inculcó el amor por los libros, mientras que su madre, maestra de pedagogía terapéutica, le transmitió empatía y cercanía. Ahora, Eva lucha contra el tiempo para traspasar esos valores a su hija en las circunstancias más adversas.

    Opinión

    Desde la primera página, Una mujer educada me atrapó no solo por su historia, sino por la lucidez con la que José Carlos Ruiz aborda temas fundamentales. La forma en que presenta la filosofía dentro de la novela me ha parecido de una inteligencia brillante, no como una teoría abstracta, sino como algo que palpita en la vida cotidiana, en los conflictos personales y en las emociones más profundas. Eva no es solo una filósofa, es una mujer que ha vivido, que ha sufrido y que ha pensado con intensidad. Y eso se nota en cada página.

    Estoy completamente de acuerdo con la mirada del autor sobre muchos de los temas que plantea. Me ha resultado particularmente brillante la forma en que aborda la soledad y la relación que las personas tienen consigo mismas. En una época en la que el ruido exterior parece imponerse sobre cualquier atisbo de introspección, la novela reivindica la necesidad de aprender a estar a solas sin sentirlo como un castigo.

    También me ha parecido muy acertado el enfoque sobre la cotidianidad y su papel en los momentos de crisis. Hay una belleza sutil en la manera en que se reivindica lo simple, lo rutinario, no como algo anodino sino como un refugio, un ancla en medio del caos. Ruiz,utiliza la filosofía para hablar de otros temas como la culpa, la vergüenza y el perdón. No lo hace desde una perspectiva moralista ni simplificadora, sino explorando la complejidad de estos sentimientos y cómo nos afectan en lo más íntimo. Y no son los únicos que temas que trata.

    Otro de los aciertos de la novela es la relación entre Eva y Daniel. Pero no solo el vínculo que se establece entre ellos, sino la forma en que sus diálogos avanzan con una naturalidad casi hipnótica. Me ha impresionado cómo el autor consigue dotarlos de profundidad sin que suenen artificiales, y cómo Daniel, a través de su escucha, se convierte en algo más que un simple cuidador.

    En definitiva, Una mujer educada no es solo una historia conmovedora, sino también una obra que invita a pensar con hondura y a sentir con la misma intensidad. No es fácil equilibrar emoción y reflexión sin caer en excesos, pero José Carlos Ruiz lo logra con una maestría admirable. Es una novela que deja huella, que provoca preguntas y que, sobre todo, nos recuerda que el pensamiento y la vida no son entidades separadas, sino partes de un mismo tejido.

    Estilo

    José Carlos Ruiz ha construido Una mujer educada con una estructura dual que alterna entre la narración de Daniel y los textos que Eva escribe para su hija. Esta alternancia resulta muy acertada ya que combina la mirada externa de Daniel, más observacional y pragmática, con la introspección filosófica de Eva.

    A través del libro que Eva escribe para su hija, nos adentramos en una obra de una profundidad filosófica poco común. Sin embargo, Una mujer educada no es un mero tratado filosófico disfrazado de novela, ni una fría exposición de ideas. Lo que José Carlos Ruiz consigue es un ensamblaje magistral entre pensamiento y emoción, en el que cada reflexión surge orgánicamente de la historia de Eva, de sus diálogos con Daniel, de su propio cuerpo enfermo que se convierte en campo de batalla entre la lucidez y la fragilidad. La estructura de la obra refuerza este efecto, las conversaciones con Daniel —cada vez más crudas y reveladoras a medida que la enfermedad avanza— contrastan con la precisión del legado escrito, creando un juego de espejos donde la teoría se confronta con la realidad más implacable.

    El estilo de Ruiz es otro de los grandes aciertos de la novela. Preciso, contenido y sin concesiones al sentimentalismo fácil, logra transmitir la intensidad emocional sin recurrir a excesos melodramáticos. Su prosa se apoya en una sintaxis depurada y en un estilo pulcro, elegante, cercano y reflexivo, capaz de sostener con delicadeza tanto el peso de la teoría como la carga emocional de la historia.

    Pero quizás lo más interesante de Una mujer educada no sea solo su capacidad para integrar la filosofía en la ficción, sino la forma en que nos obliga a mirarnos en su espejo. Porque la pregunta que sobrevuela todo el relato no es solo qué significa morir con dignidad, sino qué significa vivir con ella.

    Eva y Daniel

    Eva, el epicentro de la novela, está trazada con una solidez impresionante. No es un simple arquetipo de mujer sabia o estoica ante la enfermedad, más bien se trata de un personaje lleno de matices, que combina lucidez con momentos de vulnerabilidad, determinación con dudas, y una necesidad de legado que va más allá de su papel de madre. Su filosofía no es una acumulación de citas o referencias, sino una forma de estar en el mundo, de entender su propia finitud y de dejar huella. La profundidad de Eva radica en que, incluso en su despedida, sigue siendo un ser en transformación, capaz de cuestionarse y de aceptar lo que no puede controlar.

    Por otro lado, Daniel cumple una función narrativa esencial. Como cuidador y confidente, su perspectiva es la que permite al lector ver a Eva desde fuera, pero su propio arco no es meramente instrumental. A través de su relación con Eva, se despliega una evolución silenciosa pero firme en él, ya que de testigo pasa a ser cómplice y de observador a partícipe. Sus diálogos con Eva, lejos de ser simples intercambios de ideas, se convierten en espacios de confrontación, aprendizaje y afecto.

    Conclusión

    Una mujer educada me ha parecido una novela de una inteligencia notable, capaz de imbricar el pensamiento filosófico en la ficción sin comprometer su solvencia narrativa. No se trata de un ensayo disfrazado de novela ni de una ficción que instrumentaliza la filosofía como simple ornamento intelectual. José Carlos Ruiz logra una integración más sofisticada, en la que la especulación teórica y la pulsión emocional convergen con una organicidad infrecuente. Su prosa, depurada y rigurosa, se despliega con un ritmo contenido y una precisión léxica que esquiva cualquier deriva retórica, permitiendo que las ideas, además de formularse, adquieran un espesor vivencial en el entramado narrativo

    No es un libro para cualquier lector. Quien busque un relato de desarrollo convencional o una narración que ofrezca consuelo sin exigir demasiado, quizá encuentre aquí una obra demasiado introspectiva. Pero para quienes disfrutan de una literatura que desafía intelectualmente sin perder la carga emocional, esta novela ofrece una experiencia de lectura profundamente estimulante. Me ha dejado con preguntas más que con respuestas, y creo que esa es una de sus mayores virtudes, ya que no se conforma con contar, sino que obliga a pensar, a mirarnos en su espejo y a preguntarnos qué significa vivir con lucidez cuando el tiempo se agota.

    NOTA: 4,3/5

    José Carlos Ruiz

    imagen de José carlos ruiz sentado con unos papeles en la mano

    José Carlos Ruiz es una de esas raras figuras que consiguen sacar la filosofía de los libros y llevarla a la vida cotidiana sin perder profundidad ni rigor. Doctor en Filosofía, ensayista y divulgador, ha hecho de la reflexión crítica su terreno de juego, tanto en el aula como en los medios de comunicación. Su trayectoria académica es sólida: licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla, completó su formación en la Sorbona de París y obtuvo su doctorado en la Universidad de Córdoba. Durante dos décadas, ha sido profesor en secundaria y bachillerato, y actualmente ejerce como docente universitario en Córdoba, además de ser profesor invitado en diversas universidades de América Latina.

    Pero su vocación trasciende el ámbito académico. Ha colaborado con medios como Informe Semanal, Página Dos, La Sexta y Cadena SER, donde participa en el podcast Más Platón y menos WhatsApp, un espacio que conecta la filosofía con los dilemas de nuestro tiempo. Su capacidad para comunicar ideas complejas con claridad y profundidad lo ha convertido en un referente en redes sociales, acumulando más de 15 millones de visualizaciones en plataformas como YouTube e Instagram.

    Como escritor, su obra es diversa y abarca desde manuales educativos hasta ensayos de filosofía para el gran público. Entre sus títulos más destacados se encuentran El arte de pensar—un éxito con más de 60.000 ejemplares vendidos—, Filosofía ante el desánimo e Incompletos: filosofía para un pensamiento elegante. Además, ha explorado el pensamiento crítico en la infancia con libros como Cocola y las gafas asombrosas y ha ofrecido herramientas para docentes y padres en De Platón a Batman.

    Desde 2022, dirige el ciclo Vivir con Filosofía en el Centro Cultural La Malagueta, donde entrevista a pensadores de talla internacional. Su labor como asesor filosófico también se extiende a editoriales como Santillana, donde ha sido mentor del proyecto Estrategias para entrenar el pensamiento.

    Si quieres explorar más sobre su obra y estar al día de sus novedades, te dejo el enlace a su web: https://josecarlosruiz.es/

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